viernes, 16 de septiembre de 2011

El Beso, un relato



Uno realmente nunca regresa de la guerra. Nuestro mundo habitual se transforma sin remedio. Ahora, todo luce distante... irreal. Nada se ve ni se siente como antes, hay demasiada sangre en la mirada, corre excesiva muerte por las venas.
Mi llave de entrada ya no funka. Ha sido necesario pedir que me abran "nuestro" apartamento. La portera me ha preguntado que si soy familiar de la "joven" o del "señor". Al menos accedió a abrirme la puerta porque le parecí "familiar".
He tomado una cerveza de la heladera. Es una marca extraña pero sabe bien. Busco en vano en los cajones de nuestro cuarto algo indefinido. Trato de encontrar algún vestigio que me conecte con el pasado... pero nada queda.
Sobre el tocador hay nuevas fotos que hablan de una felicidad que me es ajena.
En mi estudio, ya no cuelga del muro mi guitarra Fender Stratocaster. Tampoco está mi piano eléctrico. Me he vuelto en cierta forma un extranjero en mi propia casa.
Empiezo a dudar si alguna vez viví aquí o solo fue un sueño...



Creo que es hora de marcharme... he ganado la guerra en tierras lejanas, pero he perdido mi lugar.
Pensaba dejarle una nota, pero he desistido. Los "fantasmas" no podemos escribir, no debemos.
En el pasillo de salida, en el librero lateral, hay una pequeña caja de música que me es familiar. Curiosamente al abrirla, he encontrado escondido un viejo beso sin usar; un regalo del tiempo, deshidratado, camuflado en unas notas musicales...
Pero increíblemente... ¡Aún funciona!

Autor del texto: Jorge Drake

La foto es de la almeriense Anastasia Coyto


Estás viendo las participaciones de un evento: BESOS
Una propuesta de Mimí B- Ana Rico.

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